Sobresale como un relevante compositor, pianista y director de orquesta. En 1934, cuando tenía 14 años, compone su primera creación musical, el vals Marina. Después crea obras inmortales como No puedo ser feliz, Cuando tú me quieras, Al fin amor, Profecía, Te espero en la eternidad, Es tan fácil mentir y Libre de pecado. En agosto de 1960 es nombrado presidente del Instituto Cubano de Derechos Musicales y algún tiempo después también trabaja en la organización y dirección del Coro Gigante de la Central de Trabajadores de Cuba. Cada año en su memoria se organiza en La Habana un concurso musical adonde acuden las mejores figuras del país.
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